domingo, 13 de septiembre de 2009

LAS HACHAS MAS ANTIGUAS DE EUROPA SON ESPAÑOLAS



Algunas de las hachas de piedra de Solana del Zamborino (Granada) son de una belleza extraordinaria. Aquellos bifaces de mano se utilizarían para trabajar la madera o machacar huesos, pero su simetría trasluce una intención estética. El alto grado de desarrollo tecnológico logrado por los autores de aquellas herramientas confundió a los investigadores que, en los años 70, cuando se excavó el yacimiento granadino, lo dataron en 200.000 años.

La edad cuadraba con lo que se sabía hasta entonces sobre la cultura bautizada como achelense. Iniciada en África hace 1,5 millones de años, no habría llegado a Europa occidental hasta un millón de años después. Sin embargo, ahora, un trabajo publicado en Nature por los investigadores del Berkeley Geochronology Center (BGC) Luis Gibert y Gary Scott acerca a europeos y africanos.

Según su revisión de la edad de Solana del Zamborino, el yacimiento tiene una edad de unos 760.000 años. Más antigua aún es el hacha de mano encontrada en Estrecho del Quípar (Murcia). Datada hasta ahora en 200.000 años, los estudios magnetoestratigráficos de Scott y Gibert han datado la llegada de la tecnología achelense a Europa occidental en 900.000 años.

En Murcia ya se han encontrado dientes humanos de 900.000 años

"La gran brecha temporal entre la aparición de los bifaces en África y la llegada a Europa era sospechosa, pero algunos autores la justificaban diciendo que existió una primera migración de homínidos hasta Europa antes de que se inventara el achelense. Ahora sabemos que está presente en Europa hace 900.000 años", afirma Luis Gibert.

En opinión del investigador español, la existencia de una tecnología tan avanzada en el sur de la Península Ibérica hace casi un millón de años comenzará a cambiar la idea de que la ocupación de lo que ahora es Murcia y Granada fue algo puntual. Los primeros inmigrantes africanos habrían llegado hace 1,3 millones de años. Con ellos trajeron la rudimentaria tecnología olduvayense, lascas y cantos trabajados que comenzaron a ser utilizados como herramientas, probablemente, por los Homo habilis.

Aquellos individuos, entre los primeros pobladores de Europa, dejaron sus útiles y es posible que incluso sus huesos en las inmediaciones de Orce (Granada) y allí se han encontrado en yacimientos como Barranco León y Fuentenueva 3. Miles de años más tarde, los muchachos de las piedras talladas debieron de quedar fascinados por la sofisticación de los bifaces que introdujeron en la península los individuos que llegaron Homo erectus o ergaster, probablemente hace algo menos de un millón de años.
Inmigrantes del pleistoceno

Los investigadores quieren buscar a los autores de las herramientras

Las especies ocupantes dejaron sus vestigios en yacimientos superpuestos y allí podrán encontrarse indicios, en opinión de Gibert, de una vía de entrada a la península poco aceptada por los paleoantropólogos. Según se apunta en el artículo de Nature, es posible que la barrera entre Europa y África, el Estrecho de Gibraltar, fuese permeable al paso de los humanos. "Los bifaces más antiguos de Europa están en el sur de la península y no se encuentran ni al norte de Alemania ni al este de Italia", explica Gibert. "La industria achelense podría venir del Magreb", concluye.

A la hipótesis del tráfico de homínidos a través del estrecho le queda aún mucho camino por recorrer, según apunta la investigadora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, María Martinón-Torres. Ella, basándose en el análisis de 5.000 fósiles de dientes de distintas especies de Homo y Australopitecus, ha propuesto que los primeros pobladores de Europa llegaron desde Asia.

Los bifaces del Pleistoceno, además de útiles, eran hermosos

"Las hipótesis son interesantes y ésta también, pero harían falta más pruebas que la aparición de dos bifaces con esas edades", afirma. "Habría que comparar con las herramientas que puedan encontrarse en el norte de África y con las de Israel [en el yacimiento de Ubeidiya se han encontrado bifaces de 1,2 millones de años], para ver si es más plausible una entrada por el estrecho o una llegada por el este", argumenta Martinón-Torres. "Si se observan datos como la migración de fauna a través del estrecho se ve que ese paso ha sido más una barrera que una puerta", agrega.

En su opinión, el hallazgo publicado en Nature apunta a la entrada de una nueva población en el sur de la península, pero no necesariamente a través del estrecho. "La dispersión de las poblaciones quizá sea más dinámica de lo que creemos, los grupos podían quedarse aislados en una región y en un momento determinado, porque, por ejemplo, la extensión de un glaciar disminuye, pueden moverse y se instalan en otra zona, llevando consigo una nueva tecnología", concluye.

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