viernes, 21 de agosto de 2009

EL ARCHIVO REGIONAL DE MADRID MUESTRA LAS FIESTAS DE LA CAPITAL EN UNA EXPOSICION GRAFICA

El Archivo Regional de la Comunidad de Madrid invita al visitante a una cita con el pasado que genera en quien acude a ella sensaciones de rubor, sana perplejidad y de nostalgia. La invitación convoca a recorrer la exposición Madrid en fiestas, que permanece abierta hasta el 18 de septiembre en el hall y en una sala del gran archivo madrileño. La cita tiene por marco la sede de la institución madrileña en el complejo El Águila, en la calle de Ramírez del Prado, apenas a un suspiro de la veterana estación ferroviaria de las Delicias.

Se exhibe una secuencia de varios centenares de fotografías en blanco y negro, un puñado de carteles ilustrados y algunos jugosos documentos de histórico aroma, cuya mirada de conjunto permite percibir el relieve dado aquí a festejos sancionados por la tradición, que hunde sus raíces en el origen campesino de Madrid. Los tránsitos estacionales anuales se ven siempre rubricados por lúdicas actividades colectivas en las que casi siempre comparecen de la mano el factor religioso y el taurino.

Desde San Antonio a San Isidro, mediado mayo, sin olvidar San Juan a finales de junio, hasta San Lorenzo, la Virgen de la Paloma y San Cayetano, a lo largo de agosto, Madrid aprovechaba cualquier ocasión para echarse anhelante a la calle, asistir a desfiles, procesiones incluidas, acudir a corridas de toros y, al caer la tarde, dejarse caer por verbenas y kermeses -término persa que define el color rojo- hasta bien entrada la madrugada, entre vahos de frituras harinadas, manduca grasa por doquier y cremosos dulces.

Todas estas sensaciones las despierta la exposición que es, sin embargo, de una exigüidad espartana. Básicamente consiste en una colección de fotografías procedentes del archivo Martín Santos Yubero, que culminara su carrera en el diario Ya, y que polarizara buena parte del reporterismo de calle en la ciudad durante 50 años, a partir de 1930. El fotógrafo de prensa legó al archivo regional madrileño sus colecciones. Las concernientes a fiestas suman 6.000 placas, de las que se han seleccionado los dos centenares aquí expuestos.

Produce una emoción evidente entre visitantes de la exposición la imagen algo sórdida de la ciudad en la posguerra civil -de donde data buena parte de las fotografías- en contraste con los rostros cargados de emoción de quienes, en aquellos años de represiones sin cuento, acudían a las verbenas a divertirse: las barcas, columpios pendulares metálicos llenos de peligro; las vertiginosas norias gigantes; los bulliciosos bailes de disfraces y los estridentes, aunque fascinantes, fuegos artificiales. También se muestran las corralas engalanadas, las procesiones de raíz rural o, ya en los años setenta, pregones festivaleros con pregoneras célebres como la aristócrata Natalia Figueroa o moradores ilustres de barreras en la plaza de toros Las Ventas como Audrey Hepburn, Lucía Bosé o Mel Ferrer, una tarde de septiembre de 1955.

A las fotografías añade tres vitrinas, una específica de las celebraciones convocadas en 1902 con motivo del advenimiento de Alfonso XIII al trono -con carteles y postales interesantes- y otras dos más consagradas a las corridas taurinas.

Llama la atención un cartel de una velada con ocho astados de las ganaderías del duque de Veragua, Antonio Miura y Núñez de Prado, regalo de las duquesas de Uceda y Fernán Núñez, a lidiar por ocho matadores, entre ellos Bocanegra, Lagartijo, Frascuelo, Valverde y Chicorro, con pintorescos alias como el del banderillero apodado Cara ancha y un picador de mote Chuchi. Data, ni más ni menos, que de septiembre de 1874, y fue el bando anunciador de la inauguración de la plaza de toros de Goya, donde hoy se alza el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. A esa plaza le antecedió otra, estrenada en el año 1749 bajo el reinado de Fernando VI, emplazada en las inmediaciones de la Puerta de Alcalá. Al cartel se adosa un visto bueno dado en 1783 por el Arquitecto Mayor de Madrid, Ventura Rodríguez, en el que visaba las condiciones de ese coso taurino cuyos vestigios se encuentran hoy, precisamente, en el epicentro de las obras de Serrano.

Destaca otro bando de fecha 1802 que anuncia una Segunda lucha de javalíes (sic), espectáculo aderezado por volatineros: "El Rey Nuestro Señor se ha servido señalar el domingo 21 de noviembre de 1802 para la Segunda lucha del javalí (sic) ... que Su Real Piedad se ha dignado conceder de sus reales bosques de El Pardo ... en que un valiente javalí lidiará con dos perros de presa...".

En el cartel figuran asimismo los precios de las localidades, a 80 reales el balcón de sombra y a 10 reales la de tabloncillo. Toda la exposición se tiñe de la pátina de un Madrid que, con certeza, no regresará aunque, en ocasiones, destila todavía colores, olores y sabores que seducen a una ciudad enamorada de algo tan suyo como la fiesta.

El archivo regional madrileño es custodio de riquísimos fondos documentales que ocupan 40 kilómetros lineales de estanterías, con millón y medio de fotografías, casi 16.000 rollos de microfilmes, 11.565 mapas y 2.203 planos. Todo ello está a disposición de madrileños y forasteros para su consulta y estudio, según recordó ayer en la inauguración de la muestra Concha Guerra, viceconsejera de Cultura del Gobierno regional.

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