Destacados científicos europeos impulsaron el proyecto en los años 50. Recaudaron dos millones de francos suizos para salvar el enclave y sus aves
El empresario suizo Luc Hoffman y el bodeguero jerezano Mauricio González-Gordon, los dos últimos fundadores de Doñana que aún viven, brindan estos días para conmemorar los cuarenta años de la declaración de este enclave como Parque Nacional.
Hoffman, propietario de un importante grupo farmacéutico suizo, y González-Gordon, cabeza visible de una de las principales sagas de bodegueros jerezanos, han participado en los actos por el 40 aniversario de Doñana, organizados por el Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF en sus siglas en inglés).
El sueño de preservar las más de 200.000 hectáreas de marismas del Guadalquivir como un espacio protegido y reservado para la ciencia nació en 1952 cuando los científicos Juan Antonio Valverde y Francisco Bernis organizaron la primera excursión a Doñana, que repetirían años mas tarde con otros científicos y conservacionistas.
En estas expediciones anillan decenas de miles de aves acuáticas, una actividad que será crucial para salvar Doñana pues servirá para comprobar que estas marismas son el punto estratégico de las migraciones ornitológicas entre Europa y África.
Luego surgen las ´Coto Donana Expedition´, en las que participan destacados científicos europeos como Luc Hoffman, que difunden por Europa las excelencias de este entorno justo cuando el Gobierno de Franco anuncia planes para transformar estas marismas.
Valverde lanza una petición internacional de ayuda que Hoffman canaliza hasta lograr recaudar dos millones de francos suizos para salvar Doñana y sus aves acuáticas.
Hoffman y sus colaboradores recaudan los fondos necesarios para adquirir una finca en el corazón de Doñana. Para tramitar esta compra se crea WWF, organización que cuyo primer presidente, el príncipe Bernardo de Holanda, encarga a Valverde que le escriba a Franco para que se una para salvar Doñana. El científico español orientó a ambos estadistas hacia lo que era su sueño: salvar el corazón de Doñana y crear allí un centro de investigación.
Además, a la iniciativa de WWF y del Gobierno español se une el bodeguero jerezano Mauricio González-Gordon, amante de la naturaleza, quien aportó una finca de su propiedad. Estos tres proyectos confluyen en 1963 en la creación de la Estación Biológica de Doñana (EBD), una alianza pionera que sería el germen del Parque Nacional de Doñana.
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