Un eco eterno: los blancos volvieron este domingo a El Molinón, estadio donde se puso etiqueta a su leyenda arbitral favorable. Treinta años después de su nacimiento, el grito permanece en la coreografía sonora de los campos del fútbol español . Como respuesta, el Bernabéu también lo asumió para sus goleadas
"Así, así, gana el Madrid". Este domingo, el Real Madrid regresó al estadio donde el 25 de noviembre de 1979 nació ese grito espontáneo que se ha eternizado en la coreografía costumbrista del fútbol español. La expulsión del eléctrico extremo zurdo Enzo Ferrero en el minuto cinco, tras responder con una patada a una falta del lateral derecho blanco San José, fue el detonante de ese eco agudo que persigue al Madrid allá donde juega.
Una roja a Ferrero fue el detonante de aquel clamor que persigue al Madrid
Incluso en el Bernabéu, donde casi 30 años después, su afición, que le dio la vuelta a su connotación negativa, sigue entonando ese cántico para enorgullecerse de su equipo cuando avasalla o protagoniza una de sus remontadas épicas de fútbol emocional.
"San José me dio un codazo en la boca. Me revolví, pero ni le toqué. Hubo una agresión hacia mí y me sacaron la roja. San José hizo su teatro y yo me quedé con el labio sangrando", recuerda Ferrero. Al argentino, aún le invade una sensación de protagonismo cuando aún escucha el grito por televisión. "Eso nació en una jugada mía", me digo.
"¿Teatro? Sólo sé que esa patada me dañó un cartílago y me dejó renqueante. Degeneró en una lesión que me tuvo 14 meses de baja y cortó mi carrera", afirma con tono serio San José.
Coro y almohadillas
Ausocúa, el colegiado del encuentro, aún conserva el vídeo del partido: "Corría en diagonal y aprecié como San José le hizo falta a Ferrero, éste le agredió y tuve que expulsarle. Entonces, el campo se llenó de almohadillas. Y empecé a escuchar lo de así, así, gana el Madrid. Lo hacían cojonudo, como si hubieran ensayado antes de ir al campo".
Cundi era el lateral izquierdo de aquel fino Sporting que culminaba el eficaz torrente rematador de Quini: "El que recibía patadas era Ferrero y resulta que le expulsan a él. Los gritos empezaron en el fondo Sur y se extendieron por todo el estadio a la velocidad de la luz. Había una gran rivalidad con el Madrid, ese Sporting ahora sería un equipo de Champions. Hacíamos un gran fútbol. Yo jugaba por detrás de Enzo y nos entendíamos bien. Tenía una conducción de balón preciosa. Messi lo lleva con una pierna, y Enzo lo trasladaba con las dos".
El árbitro convirtió de repente al jugador agredido en jugador expulsado
El jugador del Madrid que antes percibió la cantinela airada de la afición sportinguista fue García Remón. Guardaba la portería donde se gestó esa protesta acompasada que se propagó como un reguero de pólvora: "La temporada anterior les habíamos ganado 0-1 y sentenciamos el título que ellos perseguían. De repente, el público empezó a entonar ese grito, pero en ese momento no le dimos importancia. La trascendencia llegó luego, se hizo famoso y cogió mucha repercusión. Aquel fue un momento complicado".
"Menuda se lió", recuerda Ausocúa. "Le dije al delegado de campo que retirara una almohadilla que había en el córner. Y para qué más, cada aficionado debía llevar dos. El campo se volvió a inundar de ellas".
"Había antecedentes arbitrales del año anterior", recuerda Joaquín, el cerebro de aquel once asturiano, " y nuestro público estaba muy suspicaz. Hubo un 0-0 en El Helmántico en el que nos perjudicaron y se nos escapó la Liga 78-79. Después de Salamanca, recibimos al Madrid. Nos ganaron bien, con un gol de Santillana a centro de Aguilar, pero Ferrero no pudo jugar ese partido por una amarilla injusta en el Helmántico".
"Como jugador del Madrid, ese grito no sienta bien.No es justo", asevera disconforme García Remón. Un año más tarde, el mismo guardameta tuvo que aguantar otra versión del soniquete tras encajar cuatro goles en El Molinón: "Así, así, se gana al Madrid".
El Madrid no pisa El Molinón desde hace diez cursos, lo que duró el penar del Sporting en Segunda. "Será inevitable. Aquí nació y seguro que se escuchará este domingo", asegura Marino Fernández, socio sportinguista desde hace 38 años. "La frase fue muy ingeniosa. Será una manera de decir que hemos vuelto a Primera. Hace mucho que el Madrid no volvía", anuncia Suárez Braña, presidente de las peñas sportinguistas.
Del 'boring, boring Arsenal' al 'one nil to the Arsenal'
El Arsenal ha inspirado dos de los cánticos más emblemáticos de las gradas en Inglaterra que han cambiado de sentido con el tiempo. Parece mentira a la vista del lujoso estilo del equipo de Arsene Wenger en estos últimos años, pero en el pasado las hinchadas rivales solían recibir al club londinense con el lema de 'boring, boring Arsenal' ("aburrido, aburrido Arsenal"). A finales de los años 80 y principios de los 90 el equipo dirigido por George Graham parcticaba un juego minimalista basado en una defensa férrea alrededor del temible Tony Adams y una delantera de lo más eficaz. Ante las acusaciones de ser aburridos los aficionados de los rojos se refugiaban en la ironía al inventar el mítico 'one nil to the Arsenal' ("uno cero para el Arsenal"), lo cual sacaba de quicio a los contrarios. Con la llegada de Wenger el equipo empezó a jugar el fútbol más atractivo de la Premier y los asombrados hinchas londinenses invirtieron la connotación del cántico de sus rivales. Hoy, cada vez que el equipo capitalino da un recital de fútbol la grada entona el famoso ‘boring, boring Arsenal’.
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