Con vigor no exento de una minuciosidad palpable a simple vista, un artesano desbasta una de las vigas que habría de sostener la techumbre de la catedral de Teruel, allá por el siglo XIII. A su lado, estudiadas maquetas desvelan los secretos que permitieron erigir algunos de los monumentos más llamativos de la Historia de la humanidad, aún en pie siete, ocho y diez siglos después de que fueron levantados: las catedrales.
La complicada elaboración de las campanas, los secretos de los puentes, algunos de los cuales tal vez por ello se transformaron en objetos sobrenaturales para las gentes de entonces. Alhajas, joyas y monedas en fin, que desvelan los prodigios que movieron una época larga y considerada oscura.
Hasta el próximo 7 de enero, el pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico de Madrid acoge la exposición 'Ars mechanicae. Ingeniería medieval en España', donde se muestran estos y otros hallazgos no menos sorprendentes, todos ellos frutos de la ciencia, la tecnología y la sagacidad de los hombres que vivieron durante la Edad Media en los reinos que formaban nuestro país.
Un total de 31 maquetas y modelos, y 110 piezas originales, procedentes de 36 instituciones museísticas, culturales nacionales e internacionales que divulgan los avances de la invención en aquella época, con especial atención en las obras publicas.
La muestra, que coincide con la reinauguración del pabellón Villanueva después de un año de profunda remodelación, es el fruto del buen hacer del Centro de Estudios Históricos y Experimentaciones de Obras Públicas, CEHOPU y la Fundación Juanelo Turriano, correspondiendo su financiación a la Fundación Caja Madrid.
Logros como la obtención del papel, explicado paso a paso en uno de los fenomenales audiovisuales que se integran en una exposición organizada en cinco partes que se distribuyen en las tres salas del Villanueva que, tras la reforma, ha ganado en empaque como edificio expositivo de primer orden en la capital.
La parte dedicada al agua recibe al visitante con la reproducción de una noria en funcionamiento y a la que sólo le falta el agua. Cerca suyo, la maqueta de otra noria de madera, cuyo original se localiza en las conocidas salinas alcarreñas de Imón. En el ámbito de los oficios tenemos la ocasión de aprender sobre trabajos como los de los talabarteros, los herreros, los cambistas, los tintadores o los citados campaneros.
Aunque es en el otro ala del Villanueva donde se localiza las piezas más espectaculares de la muestra. Corresponden a los ámbitos de la construcción de las catedrales y el mundo marino, cuyos antiguos protocolos son desmenuzados con rigor suficiente como para arrojar luz sobre aquel periodo siempre considerado demasiado oscuro.
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