La Consejería de Cultura ha entregado al Cabildo de la Catedral de Sevilla la capa que Carlos V lució en su coronación como emperador.
La prenda ha sido restaurada por expertos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) en un proceso que ha durado dos años con un coste de 32.000 euros y que se ha visto prorrogado hasta que el Arzobispado ha terminado la urna para trasladarla de la iglesia de Santiago -también en Sevilla- a la Catedral.
La consejera de Cultura, Rosa Torres, y la restauradora que ha liderado el equipo encargado de rehabilitar la pieza, Lourdes Fernández, han entregado la Capa Pluvial de Carlos V al deán del Cabildo catedralicio, Francisco Ortiz, que ha celebrado el retorno de este "símbolo" del emperador Carlos V y ha destacado el papel de esta pieza como "legado" histórico del renacimiento y como vínculo del monarca con la ciudad de Sevilla.
La Capa Pluvial se encuadra dentro de la categoría de ornamentos litúrgicos de imaginería, denominación que se emplea para aquellos textiles decorados con cenefas u ofres bordados con figuras de santos insertos en hornacinas, tal y como aparece en el capillo de esta pieza. Su estilo es de transición entre el gótico y el renacimiento, como se aprecia en el tipo de doseletes de la cenefa y en la representación del capillo de la Virgen y el Niño acompañados de ángeles, así como en la indumentaria que visten los santos. Las técnicas empleadas en los bordados permiten asimismo relacionar esta capa con las creaciones textiles de la escuela del norte de Europa.
Una prenda del siglo XVI
Está datada en 1508 y el todavía rey de España Carlos I la lució durante su coronación en Aquisgrán como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con el título de Rey de los Romanos. A partir de este momento se le conocería como Carlos V, nombre que le correspondía según el trono alemán. Cuando en 1526 se celebró en Sevilla la boda que unió al emperador con Isabel de Portugal, la capa podría haber sido donada a la iglesia de Santiago, según cuenta la tradición, donde ha permanecido hasta que en 2003 se inició su restauración.
La prenda es un ornamento litúrgico de imaginería, nombre que reciben aquellas piezas textiles decoradas con cenefas o bordados con figuras de santos. Su estilo es de transición entre el gótico y el renacimiento y las técnicas empleadas en los bordados permiten relacionarla con las creaciones textiles del norte de Europa.
Presenta bordados sobre base de tafetán con hilos metálicos y sedas de colores que ornamentan un tejido principal de sedas amarillas, ha sido depositada en la Catedral en el interior de una vitrina junto a la puerta de los Palos, cerca de la capilla de los Evangelistas y de una vidriera realizada por Arnao de Vergara en 1535 representando a San Sebastián con los rasgos del monarca.
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