El Juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón podrá decidir la semana que viene si procede la exhumación de la fosa común en la que se encuentra el poeta Federico García Lorca.
De esta forma se podrá desvelar cómo fue la muerte del poeta y de las otras tres personas que fueron fusiladas con él
Nieves Galindo, nieta del maestro que yace en la misma fosa que Lorca, pedirá a la audiencia Nacional, que investigue el paradero de su abuelo, Dióscioro Galindo, asesinado junto a Lorca el 18 de agosto de 1936.
Según la nieta del poeta asesinado, acudir a la vía judicial es "prácticamente la única salida que me queda" para encontrar los restos de su abuelo tras "más de 16 de años de lucha" y ante la reiterada negativa de la familia Lorca.
Afirmó también que "es un tema que quiero zanjar ya” y que la familia Lorca no se ha puesto en contacto con ella tras esta decisión, algo que "tampoco espera".
Sin embargo la familia del poeta se opone a la exhumación alegando que este hecho “podría abrir las puertas del olvido” y traicionar la memoria de Lorca.
Garzón tiene la oportunidad de desvelar cómo fueron las últimas horas de una de las figuras más importantes de la literatura española.
Hasta ahora sólo los testigos presenciales, ya fallecidos, y el propio barranco de Víznar conocen la verdad sobre la muerte del poeta.
El hispanista Ian Gibson, cree que antes de morir Federico García Lorca fue torturado y el análisis de sus restos podría confirmar o desmentir esta teoría.
La nieta de Dióscoro Galindo lleva años intentando promover la exhumación de la fosa en la que podrían encontrarse los restos de su abuelo.
Nieves Galindo sumará su demanda a las de las asociaciones y particulares que han presentado una solicitud a la Audiencia Nacional para que esta investigue la muerte de más de 1.200 republicanos desaparecidos como consecuencia de la represión franquista y de los impedimentos que pusieron las autoridades de la dictadura para que las familias de los asesinados pudieran investigar y dar con el paradero de sus seres queridos.
En julio pasado, Baltasar Garzón solicitó a los Ministerios de Defensa e Interior informes acerca de los desaparecidos durante la guerra civil y la dictadura.
Ambos ministerios respondieron que carecen de dichos informes, por lo que el juez ha remitido solicitudes a otras instancias institucionales en busca de esa documentación.
Meses antes el fiscal de la audiencia nacional solicitó que se archive el caso con el argumento de que los asesinatos perpetrados por las fuerzas franquistas no formaban parte de una estrategia generalizada, sino que habían sido crímenes aislados y que por tanto su investigación correspondería a los correspondientes juzgados de primera instancia.
Las asociaciones por la recuperación de la memoria histórica han remitido al juez Garzón numerosa documentación con el fin de demostrar que los asesinatos fueron llevados a cabo como una estrategia generalizada para eliminar a miles de personas que habían apoyado los gobiernos de izquierdas durante la Segunda República.
En caso de que la fosa de Lorca fuera exhumada, la identificación de los restos de los cuatro hombres que se encuentran en ella sería extremadamente sencilla. Por un lado, al maestro, Dióscoro Galindo, le faltaba una pierna; otro de los banderilleros era cojo y la frente del poeta, Federico García Lorca, podría ser identificada con un rápido estudio de los restos óseos.
La apertura de la tumba del poeta podrá desvelar los misterios de su muerte, además de dar la oportunidad no sólo a la familia sino al mundo entero de poner en el lugar que se merece a uno de los escritores más destacados de la literatura universal.
Además los familiares del maestro Galindo podrán por fin darle sepultura junto a sus familiares.
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