domingo, 24 de agosto de 2008
LOS PRIMEROS ESTUDIOS SOBRE EL YACIMIENTO CONQUENSE DE LO HUECO APUNTAN A QUE PUEDE DAR UN VUELCO A LA HISTORIA EUROPEA DE HACE 70 MILLONES DE AÑOS
En las escombreras del túnel que se contruye para el AVE a su paso por el muncipio de Fuentes (Cuenca), basta fijar la vista para tropezarse con un dinosaurio, es decir, con un fósil de un tamaño respetable de hace 70 millones de años, cuando los gigantescos reptiles habitaban esta zona de la península.
Hace poco más de un año, las excavadoras de ADIF, la empresa que construye las vías, se toparon con el mayor yacimiento de Europa del Cretácico Inferior, un puzle más de 8.000 piezas de dinosaurios que los paleontólogos acaban de empezar a reconstruir en un gigantesco laboratorio a las afueras de Cuenca.
Afloraron en un paraje conocido como Lo Hueco porque, según cuentan los campesinos de Fuentes, cuando las mulas pasaban por allí cambiaba el sonido de sus pisadas, como si hubiera huecos en el interior del cerro.
Pero lo que había eran huesos. Gigantescos restos de titanosaurios y otros animales cretácicos que ahora llenan una inmensa nave de un polígono industrial, donde se han acumulado todos los fósiles, bien consolidados y empaquetados, para su limpieza y estudio.
Aún no hay publicaciones científicas que avalen los hallazgos, pero Francisco Ortega, codirector de las excavaciones, además de profesor en la UNED, adelanta que Lo Hueco "puede dar un vuelco a lo que hasta ahora se creía sobre los dinosaurios europeos".
No sólo se han encontrado nuevas especies, sino que hay fósiles casi enteros de animales de los que, hasta ahora, sólo había piezas sueltas, o solo huellas, y en un estado de conservación espectacular.
"Aquí hemos encontrado un dromeosaurio y dos titanosaurios nuevos, estos últimos con unas protuberancias óseas en la espalda (osteodermos) que no se les conocían. Y un terópodo carnívoro, un tarascosaurus de casi 10 metros de longitud", explica Ortega, mientras se pasea por la nave enseñando algunas de las piezas.
Cambios en Europa
El paleontólogo, biólogo hasta que se tropezó con un cráneo de cocodrilo mientras buscaba plantas, asegura que ahora se sabe que los dromeosaurios europeos (primos de los velociraptor americanos) no sólo vivieron en Francia, donde han aparecido unos pocos huesos, sino que estuvieron también en Cuenca, por lo que la península no debía ser una isla, otra hipótesis que se ha ido al traste. También hay mucho material del tarascosauro, un rompecabezas aún por armar del que se tienen muy pocas pistas físicas.
Ahí radica la importancia de Lo Hueco. "Aporta espectacularidad por la enorme cantidad de fósiles, y mucha información de lo que hace 70 millones de años pasaba en Europa y África. Todos conocemos bien los dinosaurios norteamericanos, y los asiáticos de Mongolia, pero muy poco de los de aquí. De los titanosaurios hemos descubierto, por ejemplo, que eran grandes pero muy gráciles, estilizados, que tenían una cola larga y que se alimentaban de ramas bajas de los árboles. El más grande que hemos encontrado debía medir unos 20 metros", continúa el paleontólogo.
Fue en la primavera del año pasado cuando los maquinistas de ADIF comenzaron a tropezarse con los dinosaurios. A unos tres metros de profundidad, en un nivel grisáceo que fue un canal en el Cretácico y ahora es un cerro, se acumulaban los fósiles.
Un grupo de paleontólogos, entre los que estaban Francisco Ortega y José Luis Sanz, de la Universidad Autónoma de Madrid, pronto se percataron de la importancia del yacimiento, formado en un momento de gran cantidad de fauna en lo que era una zona tropical próxima a la costa.
"Debía de haber riadas y el canal acumulaba barro con restos de animales que morían en la cuenca o en sus orillas, y éstos son los mejor conservados. Las riadas desbordaban el canal por la llanura y dejaban ahí todo el sedimento. Ha sido una suerte que el AVE hiciera necesario abrir el cerro para que lo descubriéramos", recuerda el paleontólogo.
Como se trata de no paralizar la obra más de lo imprescindible, la Junta de Castilla-La Mancha y ADIF autorizaron y financiaron unas excavaciones exprés. Unos 50 paleontólogos y 30 peones auxiliares no levantaron cabeza de Lo Hueco hasta diciembre, cuando llegaron al límite inferior del yacimiento en el tramo de la vía.
De momento, sólo otro de los codirectores, Marcos Martín, se acerca a Lo Hueco a rebuscar entre los montones de escombros de yesos acumulados cerca de la obra. Y siempre encuentra algo. «Esto no se acaba nunca», exclama, bajo un sol implacable.
Mientras, en la nave, dos compañeros, Adán Pérez y Mercedes Llandres, limpian y clasifican las piezas del puzle. Al menos tienen trabajo para dos años, o mucho más.
Un laboratorio industrial
El Museo de Ciencia de Cuenca no ha podido acoger las toneladas que suponen los fósiles y los sedimentos de Lo Hueco, por lo que ADIF ha financiado el alquiler de la nave donde se ha instalado el almacén y laboratorio del yacimiento.
La empresa es responsable del material hasta que se acabe la obra ferroviaria, que luego pasará a depender de la Junta de Castilla-La Mancha. Se habla de ampliar el actual Museo y también de crear otro nuevo museo en Fuentes, que pondría al municipio en el mapa de la paleontología ibérica.
De momento, para el estudio de lo que ya se tiene, los responsables del proyecto esperan que ocho personas comiencen a trabajar en septiembre en la nave, entre geólogos, biólogos y otros especialistas. Su intención es presentar el proyecto de Lo Hueco a tantas convocatorias de subvenciones públicas como aparezcan.
Estiman que con un presupuesto de 500.000 euros tendrían para trabajar tres años e incluso se platean volver a excavar en los márgenes de la vía durante el próximo año. Al menos necesitan cinco paleontólogos a tiempo completo.
Para que la colección sea conocida fuera, también se prepara su presentación oficial en un congreso sobre dinosaurios que se celebrará en Argentina el mes que viene.
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