jueves, 24 de julio de 2008

DAN A CONOCER NUEVOS DATOS DE LA UTILIZACION POR PARTE DE ESPAÑA DE BOMBAS TOXICAS DURANTE LA GUERRA DEL RIF

España utilizó armas químicas como el fosgeno y difosgeno, la clorociprina y, sobre todo, el gas mostaza, contra la población civil en el norte de Marruecos en la llamada Guerra del Rif (1921-1927).

Lo afirman numerosos historiadores y los sucesivos gobiernos nunca lo han negado, aunque tampoco reconocido de manera explícita.

Las bombas cargadas con gases tóxicos —que habían sido prohibidas en el Tratado de Versalles de 1919— estaban identificadas con la letra 'C'.

En 1924 las más usadas fueron las C-1 y C-2 (50 y 10 kg de iperita, respectivamente), pero a partir de 1925 se prefirió lanzar las C-5, cargadas con 20 kilos de gas mostaza. También se lanzaron otra, como la C-3 (26 kg de fosgeno), C-4 (10 kg de cloropricina), y otras con gasolina o fósforo, según datos del Servicio Histórico Militar en Mártires de Alcalá de Henares.

Entre cuatro y 24 horas después de la exposición al gas mostaza se produce una intensa irritación, sequedad y ampollas en cualquier mucosa con la que entra en contacto. Puede causar ceguera y, si se inhala, la tráquea, bronquios y pulmones sufren graves daños. Se producen sangrados internos que suelen causar la muerte.

Ochenta años después hay quien sigue removiendo la historia para que este "crimen contra la Humanidad" no caiga en el olvido porque las consecuencias, según dicen, aún se advierten.

"Los españoles hicieron lo que quisieron. Recuerdo a un chico que respiró veneno y murió", afirma Mohamed Salah Faragi. "Mi madre y mis hermanas tosieron día y noche, hasta que terminó con ellas. Mi hermano bebió el veneno en el agua y murió. Al otro, se le cayó todo el pelo", explica Mohamed, de 85 años, apodado Santiago por los españoles "porque vestía de blanco".

Son dos de los supervivientes cuyas vivencias recoge el documental 'Arrash' (Veneno), dirigido por el español Javier Rada y el marroquí Tarik el Idrissi, que pronto verá la luz.

"Nuestro objetivo es evitar que con la muerte de los pocos que vivieron aquello se esfume el recuerdo de un crimen que hicimos los españoles y que siempre se ha silenciado mientras, por otro lado, justificamos otras guerras por la existencia de supuestas armas químicas", explicaba Rada.

En 1912, España estableció un Protectorado en el norte de Marruecos, con capital en Tetuán, gracias a un acuerdo con Francia, que meses antes había conseguido la soberanía del país de manos del sultán Abdelhafid.

La resistencia de los rifeños a la ocupación, así como contra el Sultán Yusef ben Hassan —ascendiente del rey Mohamed VI— y su colaboración con los colonizadores, hizo que España llegara a tener en la zona hasta 50.000 soldados.

La revuelta, encabezada por Abdelkrim el Jattabi, creció a partir de 1919, y tras el 'desastre de Annual' —en julio de 1921, cuando las tropas españolas sufrieron una grave derrota militar a manos de los rifeños— el Rey Alfonso XII necesitaba medios para aplacar rápido al enemigo. Los consideraban bárbaros.

Los alemanes aconsejaron a las autoridades españolas utilizar gas mostaza para bombardear los enclaves, las casas, los mercados que sustentaban la guerrilla de Abdelkrim. Según los investigadores Rudibert Kunz y Rolf Dieter Müller, Berlín primero se lo vendió a España y luego le asesoró sobre cómo hacerlo, labor que asumió la fábrica de La Marañosa (Toledo).

Desde 2001, este centro es un 'Instituto Tecnológico'. Sigue desarrollando labores en el campo de las armas químicas, biológicas y nucleares, y grupos de vecinos y de pacifistas luchan por su desaparición.

Como el inevitable "fuego amigo", también hubo españoles que sufrieron las consecuencias del gas. El historiador Juan Pando -que asegura que el uso de la iperita fue común y que también se dio en Libia (contra los senusíes) por parte de la aviación italiana- afirmaba en una carta, que "las tropas españolas sufrieron casi tantas bajas de iperitados como las rifeñas, y los partes oficiales son bien explícitos, con nombres y apellidos de los españoles gaseados".

En febrero de 2007, PP y PSOE impidieron que la Comisión Constitucional del Congreso aprobara una proposición no de ley de ERC y apoyada por PNV e IU-ICV en la que se instaba al Ejecutivo a hacer frente a las posibles compensaciones económicas para los afectados y a que pidiera "perdón" por las acciones militares. Además, exigía que el Gobierno dotara a los hospitales de Nador y Alhucemas de unidades oncológicas, enfermedad muy extendida en la zona.

La elevación rojiza era la posición española de Sidi Dris. Fue sitiada por los rifeños en 1921 en el Desastre de Annual.

El monarca roció algunas aldeas con napalm durante lo que algunos historiadores llaman la Segunda Guerra del Rif. A sus súbditos del norte les llamó 'apaches', 'contrabandistas' y 'ladrones', y les advirtió: 'Soy capaz de liquidar los dos tercios de la población marroquí para que la tercera parte pueda vivir tranquila'.

El Catedrático Emérito de Estudios Contemporáneos Españoles en la London School of Economics and Political Science de la Universidad de Londres Sebastián Balfour, aseguraba que "si hubiera que resarcir a los descendientes de la población del Rif, lo lógico sería que hubiera una acción conjunta de los dos Estados para mejorar la situación económica de la zona, a la zaga del resto de Marruecos a consecuencia del levantamiento del Rif contra los dos Estados".

Sobre la relación causa-efecto de las armas químicas y el cáncer en el norte de Marruecos no existen demasiados datos fiables. Juan Pando asegura que la iperita no es radioactiva, por lo que sus graves secuelas no pueden transmitirse de padres a hijos.

Por el contrario, Sebastián Balfour afirma que, según cifras del único hospital de cáncer infantil en Marruecos, "donde van sólo los niños cuyos padres puede sufragar los gastos del tratamiento", la incidencia de esta enfermedad en el norte es mucho más alta que en cualquier otra parte del país.

El problema es que, según la Asociación de Víctimas de Gas Tóxico en el Rif, el estado marroquí impide la colección de datos. Su presidente, Ilias el Omani, se pregunta si no será que a su Gobierno "le preocupan más las sardinas que nosotros" —en relación con los posibles problemas diplomáticos con España—.

"España cometió un crimen en el Rif. Nos colonizó, nos lanzó gas, y después reclutó a nuestro pueblo para su guerra civil", se queja Abdelsalam Bouteyeb, del Foro Hispano Marroquí para la Memoria Común y el Porvenir. Según sus datos, "la mayoría de marroquíes que tienen cáncer de pulmón son del Rif".

Hace unos años, durante la presentación del libro 'Abrazo mortal', de Balfour, el ex ministro de Defensa Narcís Serra dijo que "el Gobierno español (durante la guerra del Rif) creó una idea sintética de Marruecos demonizando al enemigo y esto nos da claves para entender la situación actual".

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