Los libros de texto de los actores Pako Merino y Diego Lorca apenas dedicaban espacio a la Guerra Civil. Los fundadores de la compañía Titzina Teatro, nacidos en 1975, recuerdan que la contienda española se despachaba en pocas páginas. Reconocen que apenas sabían nada de ella hasta que decidieron dedicarle su segundo espectáculo, Entrañas, nacido tras el éxito de Folie à deux. Pese a la buena acogida de aquel primer montaje, que se ha repetido ahora, la compañía ha tardado más de dos años en conseguir teatro en Barcelona para su nueva propuesta. Desde mañana hasta el 29 de junio, el Teatro del Raval, especializado en obras de contenido social, acogerá este ejercicio de memoria histórica "sin juicios ni bandos", como lo define Merino.
"Todavía saltan chispas cuando se habla de la Guerra Civil. Es algo que sigue en las entrañas", añade el intérprete. Los actores han tenido ocasión de comprobarlo mientras preparaban el espectáculo, dirigido por Stefan Metz. Fiel a su riguroso método de creativo, la compañía realizó un gran trabajo de documentación que ha desembocado en la obra. Su primera idea fue hablar de la guerra de una forma genérica. Viajaron a los Balcanes y a EE UU, "primera potencia armamentística" , donde se entrevistaron con familiares de soldados fallecidos en Irak y con ex combatientes de distintos conflictos. Fue el director, originario de Suiza, quien les planteó el reto de centrarse en la Guerra Civil. Los archivos, los relatos de sus propias familias y los de testigos directos del enfrentamiento son el sustrato narrativo de esta historia protagonizada por la actriz Dolça Cos.
Viaje emocional
Entrañas gira en torno a una joven embarazada que decide reconstruir el relato de su propia familia para poder contárselo a su hijo. Apenas sabe nada de uno de sus abuelos, desaparecido en la batalla del Ebro, e inicia un viaje físico, temporal y emocional en busca de pistas que le permitan saber quién era. En la pieza, Merino y Lorca interpretan a una decena de personajes, desde el abuelo y el novio de la mujer a los funcionarios que custodian los archivos de aquellos años negros. En la obra se esquiva la política. "Lo que realmente nos interesa es mostrar cómo la guerra hipoteca no sólo a quienes la padecen, sino a las generaciones futuras", señala Merino.
La obra se estrenó a finales de 2005 y desde entonces se han ofrecido 160 representaciones.
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