Las orillas del actual lago Eyasi, en Tanzania, fueron el lugar elegido para vivir por unos 'Homo sapiens' muy primitivos que convivieron en el tiempo con otros humanos más modernos. El hallazgo de un fósil de hace 118.000 años, por un equipo de paleontólogos españoles, pone de manifiesto que la diversidad de nuestra especie es mayor de lo que se pensaba desde los orígenes.
El fósil, una pieza del cráneo, fue encontrado por el equipo del paleontólogo Manuel Domínguez-Rodrigo, de la Universidad Complutense de Madrid, en la campaña del año 2005. Surgió entre las piedras un 14 de febrero, por lo que incluso pensaron en llamarle 'Valentino'.
Este español es el único europeo que, desde hace años, tiene permiso para excavar en Tanzania, donde se encuentra la cuna de la humanidad, trabajos que realiza con la colaboración de Luis Alcalá, de Dinópolis, y expertos tanzanos.
"En un principio pensamos que era un 'Homo ergaster', pero enseguida vimos que se trataba de alguien de nuestra especie, con la misma capacidad craneal, pero con rasgos mucho más arcaicos de lo cabría esperar en un fósil de hace unos 118.000 años, parecía de hace 500.000 años", explica el experto.
Diversidad anatómica
Los investigadores señalan, en el artículo publicado en 'Journal of Human Evolution', que este hallazgo pone de manifiesto que la diversidad anatómica de los humanos es mayor de lo que se pensaba y que la transición de las formas 'pre-sapiens' a las 'sapiens'no fue tan gradual y progresiva como se pensaba hasta ahora.
Hasta ahora había sólo media docena de fósiles de 'Homo sapiens' arcaicos que estaban bien datados; el resto tienen márgenes de error muy grandes. De hecho, el fósil encontrado por el equipo español ha permitido reevaluar tres cráneos que se encontraron en la década de los años 30 del siglo pasado en el mismo lago Eyasi. Desde entonces han estado en un armario y ahora se ha comprobado que son prácticamente iguales que el nuevo fósil.
"Lo sorprendente es que hay restos de nuestra especie de hace 200.000 años en Etiopía que tienen rasgos más modernos, por lo que está claro que la variabilidad humana no surgió hace 50.000 años, sino que era una característica desde los primeros pasos de la especie", argumenta Domínguez-Rodrigo.
El paleontólogo regresará este año a Tanzania para seguir con sus trabajos, en concreto a los yacimientos de Olduvai, donde también excavó el año pasado. Su objetivo vuelve a ser un yacimiento antrópico, es decir, creado por homínidos y no de forma natural.
Fue en este lugar, el yacimiento llamado FLK-ZINJ, donde aparecieron restos de un 'Paranthropus boisei' y de 'Homo habilis' a finales de los años 50. El objetivo de los españoles es revelar más detalles sobre cómo estaban organizados estos antepasados de hace dos millones de años.
"Queremos averiguar si su estructura familiar era tan monógama como se piensa o si estaban organizados de otra forma. Para ello hacemos un estudio de la disposición de los fósiles de animales que comían. Si están organizados en grupos quiere decir que la distribución de la comida se hacía por familias. De momento, en Olduvai hemos encontrado sólo una mega-acumulación de huesos en unos 400 metros cuadrados", afirma Domínguez-Rodrigo.
De momento, los primeros resultados científicos de su trabajo están dando interesantes conclusiones. Los trabajos cuentan con el apoyo económico del Ministerio de Cultura, la Universidad Complutense de Madrid y la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario