martes, 26 de febrero de 2008

LA HISTORIA DE MALAGA TAMBIEN SE ENCUENTRA LABRADA EN METAL

Formas retorcidas, a veces caprichosas.

Otras rectas y estilizadas.

Sencillas o recargadas.

Los balcones del Centro Histórico de la ciudad malacitana cuentan con un rico muestrario de trabajos en metal que adornan balcones y ventanas de los viejos edificios.

Además, estos elementos metálicos permiten conocer la evolución industrial de la ciudad durante el siglo XIX, al mostrar la competencia entre la forja tradicional y la fundición industrial, que tanto desarrollo tuvo en ese siglo.

Los balcones de Málaga esconden el trabajo de la importante industria de la forja del hierro que se dio en la ciudad y que poco a poco dejó paso a la fundición, apoyada en esas grandes industrias fundadas por familias como los Heredia y los Taillefer.

El trabajo de la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico ha puesto también un especial énfasis en la conservación de los herrajes.

Esta insistencia permite disfrutar en la actualidad de ejemplos muy importantes de ambas tendencias, la más artesana y la industrial, así como apreciar sus diferencias.

Un ejemplo típico de herrajes del Barroco se encuentra en la Sociedad Económica de Amigos del País.

Los balcones tienen balustres sencillos, con apenas unas macollas en el centro para adornarlos, pero tendiendo a la sencillez estilística y de fabricación.

Contrasta con el trabajo en las borlas de remate, caladas y fabricadas mediante planchas metálicas dobladas.

Los caracoles donde se apoya el balcón también están algo más decorados.

La calle Especerías nos ofrece la posibilidad de observar las dos formas de fabricar los herrajes en sendos edificios situados a cada esquina con la calle Nueva.

A la izquierda se encuentra un ejemplo de trabajo de forja, bajado en líneas rectas y algunas curvas.

A diferencia de lo que ocurría en siglos anteriores, los forjadores realizan trabajos más complejos que en el Barroco para afrontar la competencia de la naciente industria metalúrgica.

Los diseños se hacen más delicados y trabajados, con grecas florales o geométricas.

Justo enfrente, en la otra esquina con la calle Nueva, se encuentra otro edificio del siglo XIX, aunque en este caso con balcones que lucen trabajos de fundición.

Estos se hacen con un molde que se va repitiendo.

Inicialmente se opta por diseños sencillos, pero poco a poco se alcanza una riqueza sorprendente.

Quizá un ejemplo llamativo de herrajes de fundición más ricos se encuentre en el número 8 de la calle Sánchez Pastor.

Los tres pisos de este edificio tienen un diseño diferente en los balcones, pero todos tienen como elemento común unos dibujos muy recargados.

Por ejemplo, en la primera planta tienen forma de orla con una cola de pavo real en el interior.

De hecho, se le conoció así a este inmueble. En el superior, se opta por motivos más florales.

Aquí se muestra la maestría que fue ganando la fundición a la hora de ofrecer un catálogo completo para adornar ventanas y balcones.

La forja, además de optar por diseños más elaborados y delicados, también buscó ganar en peso y tamaño los balustres del balcón para darle más importancia a las zonas nobles de un edificio.

Pero la fundición no se quedó en los balcones.

Los cierros y las columnas son elementos que también empezaron a salir de las fundiciones malagueñas.

Los cierros metálicos se pusieron muy de moda durante una época, como se puede ver en el edificio de la calle Granada que hace esquina con la calle Ángel.

Las columnas metálicas son elementos que se incorporan para las plantas bajas y comerciales.

Precisamente en la calle Luis de Velázquez, casi escondidas en la decoración del bar ´Casanova´, hay unas columnas insertadas en la fachada.

Son especialmente originales al ser cuadradas y tener la forma de la fachada para mimetizarse con el zócalo.

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