sábado, 5 de enero de 2008

LA FILMOTECA NACIONAL CELEBRA UNA EXPOSICION DEL 75 ANIVERSARIO DE CIFESA: LA PRODUCTORA Y DISTRIBUIDORA MAS IMPORTANTE DEL PANORAMA NACIONAL



Fue lo más parecido a los estudios de Hollywood que ha conocido la industria del cine en España.

Cifesa, que durante los años 30, 40 y parte de los 50 marcó las pautas de nuestra industria cinematográfica y creó su propio 'star system' a imagen y semejanza del modelo americano, celebra desde el pasado año que acabamos de dejar atras su 75 aniversario con una exposición en la Filmoteca Española que recuerda a la que fue la primera casa de producción de películas en nuestro país.

La muestra, que cerrará sus puertas el próximo mes de marzo, también sirve para rememorar el trabajo del que fue uno de sus puntales, Rafael Gil, uno de los directores más premiados de su época.

Una estilización del Miguelete fue el logotipo de esta firma valenciana creada en 1932 por la familia Trénor que en poco tiempo pasó a manos de la familia Casanova.

Vicente Casanova, representante de la burguesía valenciana, fue el alma de Compañía Industrial del Film Español, S.A. (Cifesa) de cuyos estudios salieron algunas películas que, más allá de sus valores cinematográficos, están en casi todas las antologías de nuestro cine por la influencia que tuvieron en la sociedad.

'Locura de amor', 'Alba de América', 'La hermana San Sulpicio', 'Nobleza baturra', 'La verbena de la Paloma', 'Morena Clara', Huella de luz', 'El clavo', 'Locura de amor', 'Currito de la Cruz' y 'Don Quijote de La Mancha', son sólo una selección de los cientos de títulos, algunos supercomerciales, que salieron de esta fábrica, todo un símbolo del cine doméstico que en el 56 cerró como empresa de producción, siguió con la distribución hasta el 64 y desapareció en el 67.

Cifesa quiso seguir el modelo de los grandes estudios de Hollywood y, aunque no lo consiguió a largo plazo, sí creó unos equipos de trabajo estables al contratar en exclusiva a técnicos, actores y directores, a los que empezó a cuidar, pagar bien y promocionarlos en los estrenos.

Así, contrataba a los intérpretes por un tiempo fijo y se escogían los guiones en función de las estrellas, a las que ponía en manos de los mejores directores.

Repartía en las puertas de los cines, en los colegios y en las tiendas los programas de mano con primeros planos de sus astros y sus nombres en grandes caracteres, a veces mayores que el título de la película.

También distribuía programas con la fotografía de un actor o actriz de su nómina -Rafael Durán, Amparito Rivelles, Antonio Casal, Paquito Rico, Aurora Bautista, Fernando Fernán-Gómez, Imperio Argentina, Francisco Rabal, Juanita Reina, Alfredo Mayo, Luchy Soto, Manuel Luna, Conchita Piquer, Arturo Fernández...- sin hacer referencia a ninguna película concreta.

Dibujos de decorados, trofeos, publicaciones, manuscritos, artículos y revistas de la época, carteles, fotografías de rodaje, guiones, guías de prensa, programas de mano, además de proyecciones y audiovisuales, se dan cita en esta exposición que, elaborada con fondos de la Filmoteca y de colecciones privadas, conmemora el 75 aniversario de esta compañía que empezó con noticiarios y documentales y su exitoso paso a la ficción le permitió respaldar cuatro películas al año.

Gracias a su red de distribución en Hispanoamérica difundió todos sus filmes, todas adaptaciones con tirón y ejemplo de buenas costumbres y profunda religiosidad.

Con la Guerra Civil pasó un periodo de crisis y cuando finalizó el conflicto, Casanova simpatizó con el nuevo régimen y reanudó su actividad con los noticiarios.

En la década de los 40, cuando el Estado dictó una serie de medidas destinadas a proteger el cine español, éstas favorecieron a esta 'antorcha de los éxitos' -eslogan de la compañía- que representaba a los sectores más conservadores de la España franquista.

Y es que, la que fue al cine español lo que la Paramount o la Metro al norteamericano relanzó casi, desde la nada, la producción española, un cine tradicionalista con clara voluntad de llegar al público que satisfacía al Estado, Iglesia y el ejército, y en el que trabajaron iluminadores, fotógrafos y operadores extranjeros, sobre todo alemanes.

Además, fue el paraguas para los mejores escritores de comedia del momento como los renombrados Jardiel Poncela, Edgar Neville, Carlos Arniches y Wenceslao Fernández Florez, cuyos textos llevaron a la gran pantalla directores de la talla de Florián Rey, Benito Perojo, Juan de Orduña, Luis Marquina, Luis Lucía y Rafael Gil.

En 1942, Casanova encargó a Rafael Gil un filme de bajo presupuesto, 'El hombre que se quiso matar', con Antonio Casal.

Fue entonces cuando este director brilló con luz propia en esta emblemática empresa para la que también realizó 'Viaje sin destino', 'Huella de luz', 'El clavo' y 'Don Quijote de La Mancha', y los títulos religiosos para Cifesa distribuidora 'El beso de Judas' y 'La guerra de Dios', su filme más premiado.

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