domingo, 20 de septiembre de 2009

LA CANTANTE CECILIA BARTOLI VIAJA AL SIGLO XVIII PARA INDAGAR EN EL MISTERIO DE LOS "CASTRATI"

Sus voces resultaban espectaculares; su coloratura, increíble. Inspiraron a grandes compositores del barroco y pusieron sus cuerpos al servicio de la moda, el arte más selecto, el erotismo y el simple negocio. Fascinada por sus historias, la mezzosoprano Cecilia Bartoli se ha lanzado a investigar el universo musical de los castrati en un trabajo, Sacrificium, en el que se recogen "las arias más virtuosas y expresivas escritas para los más populares de la época. Como Farinelli o Caffarelli".

A la mezzo italiana no le gusta cantar arias famosas por el hecho de ser bellas. Lo suyo limita con la investigación, con hacer proyectos comprometidos y que además tengan sentido y un trasfondo de denuncia: "Tengo alma de Sherlock Holmes de la música. Me gusta descubrir cosas, adentrarme en los mundos recónditos. En el siglo XVIII se sacrificaban 4.000 niños al año en Italia en nombre de la música y de ellos tan sólo uno o dos lograban triunfar en los escenarios. El resto terminaban en coros de iglesia o en las calles prostituyéndose".

El sacrificio a los que se sometía a estos niños procedentes de las clases más humildes en condiciones lamentables no servía en la mayoría de los casos para nada. Bartoli muestra un grabado del siglo XVIII con los utensilios que empleaban los barberos para castrar a los niños. Lo ha reproducido en un libro de tapa dura de 100 páginas que incluye un diccionario con información sobre los castrati y su época. Todo ello adorna su nuevo álbum. "Los cuatro conservatorios de Nápoles pasaron de ser orfanatos a fábricas musicales. Primero se comprobaba el talento de los niños con respecto a su voz y su musicalidad y si se consideraba que daban la nota eran llevados a un lugar secreto para castrarlos. Una vez que la herida había cicatrizado ingresaban en el conservatorio y los mejores recibían una formación musical completa".

Bartoli aparece en la portada del disco con el cuerpo desnudo maquillado al modo de una escultura con los genitales destrozados y el rostro blanquecino. "Quería reflejar esa ambigüedad que los castrati mostraban en los escenarios. Esa dualidad que tanto gustaba a los aficionados de la música porque podían emocionarse con la belleza de sus voces".

Con Sacrificium, la mezzosoprano ahonda en la campaña que ya inició con Opera Proibita, en la que se incluían arias que las mujeres no podían cantar en el siglo XVIII. "Las arias que he interpretado de los castrati forman la música más difícil que he grabado hasta el momento". Bartoli interpretará las arias del disco en una gira por España en invierno.

Y las conclusiones de esta superventas de la música clásica (ocho millones de discos la avalan) quizá no sean tan anticuadas. Cree que la manipulación que sufrían estos cantantes se aproxima bastante a la que se someten algunos a voluntad con la cirugía estética. "Es absurdo agredirse el cuerpo para lograr unos canones de belleza temporales"."Sus arias son la música más difícil que he grabado hasta el momento"

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