jueves, 19 de marzo de 2009

HALLAN EN LUXOR UNA CAMARA SEPULCRAL CON PINTURAS DECORATIVAS DE 3.500 AÑOS

La Capilla Sixtina del Antiguo Egipto ha salido a la luz. Un equipo de arqueólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto en Luxor una cámara sepulcral con pinturas decorativas, de 3.500 años de antigüedad.

La capilla sepulcral, que pertenece a Djehuty, un alto cargo de la época, tiene las paredes y el techo completamente pintados con dibujos y jeroglíficos con pasajes del Libro de los Muertos.

Los descubrimientos se han realizado durante los trabajos de la VIII campaña del Proyecto Djehuty, patrocinado por la Fundación Caja Madrid desde el año 2004.

«Esto es el sueño de cualquier egiptólogo», declaró José Manuel Galán, director del equipo de especialistas, que ha trabajado en condiciones «muy duras y difíciles» para sacar a la luz la que probablemente sea la primera cámara sepulcral decorada con profusión, para que Djehuty, un escriba de la faraona Hatshepsut, tuviera una fácil transición al más allá.

La cámara ha sido hallada en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, en la orilla occidental de Luxor, antigua Tebas. «Además de su indudable valor estético, la importancia radica en que en esta época, a comienzos de la dinastía XVIII, no se decoraban las cámaras sepulcrales. Sólo se conocen otras cuatro tumbas con la cámara sepulcral decorada», declaró Galán.

El hecho de que Djehuty decidiera pintar su cámara le coloca entre los personajes más importantes e influyentes del momento, y le identifica como uno de los intelectuales y escribas más creativos al servicio de la reina Hatshepsut», destaca el investigador del CSIC.

Inscripciones y escenas en relieve

La tumba-capilla de Djehuty, excavada en la roca de la colina Dra Abu el-Naga, tiene más de dos metros de altura y se adentra casi 20 metros en la horizontal. Las paredes interiores están totalmente decoradas con inscripciones y escenas en relieve.

En la sala más interna se encuentra la entrada a un pozo funerario de más de 8 metros de profundidad. Al fondo de ese pozo se abre un acceso a una gran cámara de 5,50 metros de largo por 3,50 metros de ancho y 1,60 metros de altura, que estaba llena de tierra y piedras casi hasta el techo y que se ha excavado durante esta campaña.

El equipo de investigadores descubrió al fondo de esa cámara una entrada a un segundo pozo, de tres metros de profundidad, que daba paso a una segunda cámara, pensada y diseñada para servir como cámara sepulcral de Djehuty. A la entrada de esta última cámara, los arqueólogos encontraron varios pendientes de oro que probablemente pertenecieron a Djehuty o a alguno de sus familiares que fueron enterrados con él, ya que datan de comienzos de la dinastía XVIII.

«En esta época los hombres importantes de la corte adoptaron la costumbre nubia de adornarse con pendientes, moda que poco después seguirían también los propios faraones», destaca el egiptólogo.

El investigador del CSIC detalla las características de la cámara: «Las paredes, de las que se conservan dos, se recubrieron de una capa de estuco, sobre la que se escribieron pasajes extraídos del Libro de los Muertos. Esta composición religioso-funeraria servía, supuestamente, para ayudar al difunto a superar los obstáculos en su camino hacia el más allá y alcanzar una vida eterna y plena en el paraíso.

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