Fue un episodio icónico en la vida de los Beatles: el día en que devolvió la medalla honorífica que lo acreditaba como miembro de la Orden del Imperio Británico (MBE). Los cuatro miembros de la banda la habían recibido en 1965, convencidos por su taimado mánager Brian Epstein —fallecido en 1967— de que no convenía montar un numerito.
Sólo Lennon la devolvió. Lo hizo con una misiva irónica que decía: "Su Majestad, le devuelvo mi MBE para protestar por la implicación del Reino Unido en el asunto de Nigeria y Biafra, por nuestro apoyo a EEUU en Vietnam y por la caída de 'Cold Turkey' en las listas de éxitos. Con amor, John Lennon".
Una vez devuelta, los beatlemaniacos daban por hecho que la medalla se habría fundido o arrojado a la basura. Ayer se supo sin embargo que está a buen recaudo, en su cajita original y junto a la carta de protesta, criando polvo desde hace 40 años en uno de los almacenes del palacio de St. James, a tan sólo unos metros del Palacio de Buckingham.
La noticia —confirmada por un portavoz real— ha azuzado las expectativas de los fans, a los que les gustaría que la medalla saliera de su escondrijo y fuera mostrada públicamente. A este respecto, la Casa Real aseguró que cualquier decisión con respecto a la medalla tendría que tomarla la viuda del artista, Yoko Ono. "Habría que establecer primero a quién pertenece la propiedad pero no se acordará nada sin contar con ella", dijo el portavoz de palacio.
La misiva de Lennon provocó un terremoto en 1969 un fuerte terremoto mediático en el Reino Unido. El cantante no la envió sólo a Isabel II sino al primer ministro laborista, Harold Wilson, y al secretario de la Cancillería Central, responsable de la concesión de ese tipo de honores.
El hallazgo de la medalla no fue la única buena noticia para los fanáticos de los Beatles. Ayer se supo que por primera vez se podrá descargar legalmente un puñado de canciones del grupo de Liverpool. La noticia no es fruto del acuerdo global sobre los derechos —cuyas negociaciones siguen estancadas— sino el fruto de una triquiñuela. Lo que se pondrá a la venta son unos podcasts —programas de radio digitales- producidos por una compañía noruega y en los que se escuchan varias canciones de la banda. Permite la descarga legal un subterfugio: que el contenido musical de los podcasts no llega al 70%. Los programas —que incluyen comentarios y curiosidades en noruego sobre la banda de Liverpool— se pondrán a la venta en Internet antes de que termine el mes.
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