martes, 20 de enero de 2009

ACTOS CONMEMORATIVOS,TRES RECOPILACIONES Y UNA MUESTRA CELEBRAN LOS DOCIENTOS AÑOS DE UN NOMBRE PROPIO DE LA HISTORIA DE LA LITERATURA:E.ALLAN POE

Quién sabe si el hombre de la multitud, ese personaje anónimo que vagabundeaba por las calles de Londres en el cuento homónimo de Poe, observará hoy de incógnito el bicentenario de su creador. Edgar Allan Poe (1809-1849), creador de algunas narraciones que destilan un horror atemporal, mantiene su influjo dos siglos después, como prueban varios actos conmemorativos y la publicación en España de tres antologías de sus relatos y una nueva biografía a cargo del británico Peter Ackroyd.

Coinciden en las librerías las recopilaciones Cuentos completos (Edhasa), Todos los cuentos (Galaxia Gutenberg) y Cuentos completos. Edición comentada (Páginas de Espuma), que incluye 69 introducciones -una por cada relato- escritos por otros tantos autores españoles y latinoamericanos, entre ellos el mexicano Carlos Fuentes y el peruano Mario Vargas Llosa. Mención especial merece la biografía que ha escrito el crítico británico Peter Ackroyd, Poe. Una vida truncada (Edhasa), en la que se adentra en la existencia atormentada del autor de El gato negro y el poema Annabel Lee. A la conmemoración se suman el álbum ilustrado Annabel Lee (Sins Entido) y la ópera rock Legado de una tragedia, compuesta por miembros de bandas españolas de heavy.

El centro de la conmemoración se situó anoche en Baltimore, Estados Unidos, donde descansa la tumba del escritor. Esa noche, cuando millones de admiradores hayan conmemorado el 200º aniversario del nacimiento del maestro de lo macabro, un hombre cuya identidad nadie conoce dejará en la tumba del escritor, en Baltimore, una botella medio vacía de coñac y un ramo de rosas rojas. O quizá no. Porque el misterioso visitante del cementerio Old Western, en la esquina de las calles Fayette y Greene en la ciudad de Maryland, a quien llaman Poe Toaster (el que brinda por Poe, en inglés), que ha incursionado en las sombras desde 1949, quizá esté ausente este año cuando el mundo entero amontone homenajes a Poe.

Huérfano, enfermizo y atormentado

El autor de La caída de la casa de Usher nació el 19 de enero de 1809 en Boston y se quedó huérfano a temprana edad. Fue adoptado y se crió en la casa de Frances y John Allan, una familia rica de Richmond, en Virginia. Tras un breve paso por la Universidad de Virginia y otro, igualmente corto, por la academia militar de West Point, Poe inició su carrera literaria a los 18 años con la publicación de Tamerlane y otros poemas. En los veintidós años siguientes, destacó como poeta, crítico, periodista romántico y fue uno de los primeros escritores de Estados Unidos, y sobre todo maestro mundial del relato corto. Tras esos inicios titubeantes con la poesía, Poe colaboró durante varios años en periódicos y diarios, en los que ejerció la crítica literaria. Con ello se hizo un nombre entre los lectores. Fue una ocupación que le llevó a trasladarse entre Baltimore, Filadelfia y Nueva York. Y fue en Baltimore donde se casó con su prima Virginia Clemm, de 13 años, en 1935.

El éxito le llegó diez años después con el poema El cuervo (1845), un poema narrativo que recrea una atmósfera sobrenatural dominada por el ave que le da nombre. El renombre, sin embargo, no acabó con la existencia atormentada de Poe. Dos años después su mujer murió de tuberculosis. Poe consideró la poesía la forma de creación literaria más elevada y formuló las reglas que debía cumplir el cuento.

Destacó, sin duda, en la escritura de relatos. Suyos son algunos de los que han configurado el imaginario del miedo atemporal, como El corazón delator (1843), El pozo y el péndulo (1842) y El barril de amontillado (1846). Otros de sus cuentos pusieron los cimientos de la narrativa detectivesca, como Los crímenes de la rue Morgue (1841) o La carta robada, y algunos más propusieron agudas reflexiones sobre la masificada sociedad contemporánea, como el citado El hombre de la multitud (1840).

El 7 de octubre de 1849, Poe murió en Baltimore, ciudad que en la que esta semana se inicia casi un año de conmemoraciones que incluyen visitas guiadas a la última residencia del escritor, en el 203 de la Calle Amity, que ahora alberga un museo abierto en temporada. Los homenajes culminarán el 10 de octubre, con una representación de su funeral, coincidiendo con el 160 aniversario de la muerte del escritor. Casi de acuerdo con la obra característica de Poe -que incluye cuentos de terror, relatos detectivescos, situaciones macabras y misterio, mucho misterio-, la causa de la muerte del narrador nunca se aclaró. Las especulaciones incluyen alcoholismo, congestión cerebral, abuso de drogas, cólera, fallo cardiaco, suicidio, tuberculosis y hasta hidrofobia.

Una influencia longeva

La influencia de Poe, cuyas exploraciones intelectuales incluyeron asuntos como la criptografía y la cosmología, alcanzó a escritores como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y H. P. Lovecraft. Los relatos de Poe se han multiplicado en adaptaciones cinematográficas, en cómics, y en la televisión (como algunos episodios de la serie española Historias para no dormir) y en las series de dibujos animados, como Los Simpson, en la que se ha recreado el poema El cuervo. Durante la conmemoración del 199 cumpleaños de Poe, el año pasado, más de 150 personas se congregaron fuera del cementerio de la Iglesia Presbiteriana Westminter.

Esta semana, por 4 dólares, los visitantes de la casa de ladrillo y persianas verdes donde Poe vivió un par de años podrán ver el sitio en el que el escritor se enamoró de Virginia Clemn. Es también la casa en la que Poe escribió Berenice y Relatos del Club Folio. El museo también programa exhibiciones acerca de su vida, expone ilustraciones de Gustave Doré para El cuervo, y muestra el escritorio portátil que Poe usó durante sus viajes. Tras la visita a la casa de Poe, su admiradores pueden irse hasta la Taberna Annabel Lee, así bautizada en recuerdo del último poema del autor. En el interior, entre paredes cubiertas con poemas de Poe, se puede beber cerveza Raven (Cuervo).

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