sábado, 6 de diciembre de 2008
SE CONMEMORA 25 AÑOS DEL INICIO DE UNO DE LOS FENOMENOS DE LA HISTORIA DEL FUTBOL ESPAÑOL:LA QUINTA DEL BUITRE
Decimocuarta jornada de Liga, 4 de diciembre de 1983. El Real Madrid llega a Murcia como líder de Primera, pero con cuatro derrotas, una cifra casi escandalosa para la época. Tiene un punto de ventaja sobre el Barcelona, pero la columna central de su plantilla supera los 30 años. Soplan aires de cambio. Alfredo di Stéfano, en el banquillo, decide alinear a Martín Vázquez y Sanchís. Ha nacido la Quinta del Buitre.
Ese partido en La Condomina lo decidió Sanchís en el minuto 82. Tenía 18 años y estudiaba primero de Telecomunicaciones. Martín Vázquez, también mayor de edad por unos meses, había suspendido la Selectividad en septiembre. Ellos dos, junto a Butragueño, Míchel y Pardeza, lideraban al Castilla. Mucha gente acudía al Bernabéu para ver los partidos del filial, entrenado por Amancio, que esa temporada ganó el campeonato de Segunda.
Poco a poco esos chicos subieron al primer equipo. El 5 de febrero de 1984 Butragueño fue convocado por primera vez. Esperaba el Cádiz, colista, que se adelantó en la primera parte (2-0). Tras el descanso, Di Stéfano sacó a ese chico de 18 años, con aire de niño bien del Calasancio, máximo goleador hasta entonces en Segunda. Ayudado por el gol de Gallego, el rubio tímido que esperaba a los defensas con los brazos bajados, resolvió con dos apariciones. "Este tipo tiene el gol en el cuerpo", resumió don Alfredo.
La marcha de Del Bosque, los últimos días de Stielike
El Athletic, empatado a puntos con los blancos, sumaba su segunda liga consecutiva, pero ya nada sería igual. Algo estaba pasando en la caseta blanca. Del Bosque, con 33 años, colgó las botas en mayo. No cabía otra que dejar sitio a esos jóvenes rebosantes de talento. Míchel, que había debutado en abril de 1982 ante el Castellón, se asentó en la temporada 84-85, la última de Stielike y San José.
Amancio subió al primer equipo y descubrió que había otras variantes además de la cabeza de Santillana o el coraje de Juan José. La clase y el descaro de aquellos muchachos pronto daría fruto. Julio César Iglesias los bautizó como la Quinta del Buitre. Ayudados por la la furia de Camacho, Juanito o Valdano y el miedo escénico del Bernabéu alzaron dos copas de la UEFA.
Sin embargo, la llegada en 1986 de Leo Beenhakker, ayudante de Johan Cruyff en el Ajax, supondría otro empujón esencial. También los goles 150 goles de Hugo Sánchez para cinco ligas consecutivas, un hito jamás repetido desde entonces. Sólo quedó la decepción eterna de la Copa de Europa, con el PSV y el Milan de verdugos. Sanchís, el primero en llegar, también fue el último en marcharse. Eso sí, con dos copas 'orejudas' en las manos, el mejor tributo a una generación inmortal.
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