En los años 80, 'Dallas' dejaba las calles vacías. La serie televisiva en torno al clan petrolero tejano Ewing reunía a millones de personas delante de la pantalla.
Los espectadores sabían cuando Sue Ellen había vuelto a recurrir al whisky, por qué había problemas entre Pam y Bobby y, sobre todo, qué vilezas estaba maquinando J.R., alias Larry Hagman.
En Estados Unidos, el drama familiar en torno al dinero, el poder y las intrigas se emitió 14 años ininterrumpidamente. Los 356 capítulos fueron traducidos a 67 lenguas y emitidos en 90 países, un récord que no alcanzó ninguna otra serie estadounidense.
El héroe indiscutible era el nada escrupuloso J.R. Ewing. Con su sombrero blanco de cowboy y su risa mezquina, acompañada de la mayor maldad imaginable, pasó a la historia de la televisión como antes de él sólo lo habían hecho Kojak o Lassie.
No importa si le ganaba a su archienemigo Cliff Barnes (Ken Kerchevall), si engañaba a su hermano Bobby (Patrick Duffy) o si le era infiel a su esposa Sue Ellen (Linda Gray) por enésima vez. Disfrutaba de su maldad. Con el tiempo Hagman comentó que el público se podía identificar con ese personaje. "Creo que todo el mundo tiene un cabrón como J.R. en su familia".
La receta del éxito de la serie producida por la empresa Lorimar era la tensión entre los diferentes capítulos. Fue legendario el suspense que se generó después de los disparos sobre J.R. en marzo de 1980. Los espectadores estadounidenses tuvieron que esperar más de medio año para saber la verdad debido al receso estival y una huelga.
Los jóvenes llevaban en esa época camisetas con la leyenda "I shot J.R." (Yo disparé a J.R.). Y el que luego fuera exitoso candidato a la presidencia de Estados Unidos Ronald Reagan hizo repartir pegatinas que decían: "Fue un demócrata".
Cuando el 21 de noviembre se emitió el capítulo siguiente, la mitad de la nación estaba delante del televisor. En Turquía, incluso, se suspendió una sesión parlamentaria para que los legisladores no se perdieran la importante noticia.
"'Dallas' desató en Estados Unidos la misma atención que en su momento se dedicó a los Kennedy. Ricos y glamourosos y sin embargo marcados por los fracasos humanos", analizó el sociólogo británico Stuart Hall.
Con el transcurso del tiempo, comenzaron a pasar cosas curiosas en la serie. En 1985, por ejemplo, los guionistas mataron al hermano Bobby en un accidente de coche porque el actor Duffy quería salirse de la serie. Hagman convenció luego a su colega de que regresara. Y Bobby apareció de repente otra vez debajo de la ducha. Su esposa Pam tuvo que explicar que había soñado todo.
Sorpresivamente, una vez fue suplantada la popular actriz que interpretaba a la jefa de la familia Miss Ellie. Para disgusto del público, en la pantalla apareció Donna Reed en vez de Barbara Bel Geddes, que estaba siendo sometida a una operación de bypass.
Lo que finalmente terminó con la serie no se sabe. Las historias se volvieron cada vez más crudas. La producción cada vez más cara. El malvado Hagman, que en la vida real es una persona encantadora según sus colegas, ganaba al final 250.000 dólares por capítulo, unos diez millones de dólares al año.
La serie terminó en Estados Unidos en 1991 con el sonido de un disparo y las palabras de Bobby: "Oh my God!". Hasta hoy no se sabe si J.R. se suicidó o sólo disparó contra el espejo.
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