domingo, 16 de noviembre de 2008

FIRMA INVITADA:EL COMPROMISO DEL HISTORIADOR

No hay nada más costoso que los principios, no hay nada más valioso que los principios.

Germán Carrera Damas



En ésta hora menguada que atraviesa el país los historiadores tenemos la responsabilidad de actuar. No nos vale una mirada contemplativa del pasado para evadir la problemática del presente. Estudiar la historia es un acto de fe en torno a las esperanzas humanas en el presente. El historiador es ante todo un ciudadano comprometido con su comunidad, sociedad y país.

La “ilustre” generación positivista de historiadores venezolanos encabezados por José Gil Fortoul y Vallenilla Lanz, no sólo sirvió con sumisión al régimen gomecista sino que lo justificó filosóficamente. Los historiadores terminaron siendo funcionarios de segundo orden encargados de la propaganda del Estado y desde las escuelas se impuso una enseñanza como “moral y cívica” alrededor del culto bolivariano.

Poco ha cambiado ésta situación en el país. Al contrario, notamos con preocupación el incesante ejercicio que el actual régimen lleva a cabo en “acomodar” el pasado a un proyecto personalista de corte militar con evidentes prácticas totalitarias y tiránicas.

El poder que aplasta y se convierte en arbitrario abusa de la historia. Acomoda los hechos a conveniencia y sin rubor. La reiterada condena, que hoy desde el gobierno, se lleva a cabo en torno a los Golpes de Estado se hace de una forma selectiva y maniquea. ¿Qué diferencia puede existir entre los golpes del año 1992 y el del 2002? Que yo sepa, no hay Golpes de Estado buenos, y a todos hay que condenarlos por igual. La violencia como forma de hacer política es la negación de las mismas posibilidades de la política.

Los historiadores venezolanos, investigadores y docentes, deberíamos representar una conciencia lucida, un referente ético/moral en torno a las desviaciones que desde el poder se cometen. Nuestro silencio nos hace cómplices. Nuestro compromiso y luchas ocurren en el presente y la aspiración es inequívoca: vivir en democracia dentro de una convivencia fundamentada en el Estado de Derecho, la paz, la justicia y la libertad, en suma, la aspiración a un proyecto de país compartido que represente los intereses de la mayoría.

Estamos hastiados de gobernantes populistas e irresponsables que en nombre de grandes ideales terminan ejerciendo el despotismo. Está bien tener uno o dos accidentes de ese tipo, lo que es anómalo es la persistencia del fenómeno. Dice el gran historiador G. Carrera Damas que todos tenemos el compromiso de comparecer ante la historia y esto no podemos hacerlo de una manera rutinaria e indiferente.

El intelectual que aprecie su independencia y libertad creativa es necesariamente anti-poder, sea éste de la naturaleza que sea. Actuar con integridad, tanto en la teoría como en la acción, es algo consustancial al compromiso del historiador. Y los combates por la historia son en el aquí y el ahora.



Angel Rafael Lombardi Boscán

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

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