Fernando Ortiz, un imaginero malagueño del siglo XVIII de gran fama que hizo numerosos trabajos, entre los que aún podemos admirar tallas como la Virgen Dolorosa de Servitas o esculturas en mármol como la Piedad de la fachada del Palacio Episcopal, fue el artista elegido para realizar el retablo del altar mayor de la iglesia parroquial de Alhaurín de la Torre.
Así se desprende del documento conservado en el Archivo Catedralicio de Málaga, que no estaba catalogado, y que ha sido hallado por el historiador José Manuel de Molina durante su trabajo de investigación en este archivo.
De Molina explica que si bien había noticias de este encargo por los estudios del Padre Llordén sobre escultores malagueños, este autor citaba como fuente un libro de cuentas de fábrica con una signatura que hoy no se corresponde con el orden actual del archivo y no es fácil localizar, de cualquier forma además de ese libro de cuentas ahora aparece un documento aún más importante: la carta autógrafa de Fernando Ortiz, junto a la certificación del cura párroco de haber terminado el trabajo y las órdenes de libranza del pago.
Concretamente el documento ahora puesto en valor es un compromiso de Fernando Ortiz para construir un retablo en el altar mayor de Alhaurín de la Torre. Ortiz indica que lo haría según el diseño que había hecho, “dorado, perfiles que correspondan y jaspes imitando al natural” según el modelo del retablo de San Rafael que hizo para la Catedral de Málaga, previniendo que “dicho retablo es de cargo de la villa su conducción y el andamio que se ofrezca para ponerlo y dorarlo. Advierto que nada que toque al Sagrario y Manifestador es de mi cargo, pues solo lo es el colocarlo, por ser obra que hoy tienen hecha en dicha iglesia de Alhaurín. También son de mi cargo dos niños para dicho retablo que ocupen los macizos de las dos primeras columnas”.
Ortiz pacta un plazo para realizarlo de seis meses desde la firma del compromiso, fechado el 5 de agosto de 1768, por un importe de 5.600 reales que pagaría la Catedral de Málaga, cuya fábrica estaba a cargo de la pobre parroquia de Alhaurín de la Torre.
Con posterioridad el cura párroco de Alhaurín de la Torre, Manuel de Cárdenas, firma el 21 de abril de 1769 que Fernando Ortiz ha terminado de realizar el retablo, en el que se “ha excedido tanto en lo primoroso, de su buen gusto”, como haber puesto el tabernáculo de la misma obra que el retablo, y no habiendo sido de su cargo el ajuste, por lo que he dado muchas gracias”.
Al pie de la carta-compromiso de Ortiz, el administrador del obispado escribe que en este mes de abril pagó la deuda que se tenía con el escultor, indicando que “aún hizo más de lo que aquí prometió”.
Lamentablemente este retablo, que debería ser de gran mérito ya que podemos compararlo con el retablo de San Rafael que cita como modelo y que aún se conserva, véase foto de este altar actualmente en la Catedral, fue destruido en los sucesos de mayo de 1931, cuando la iglesia parroquial fue saqueada y todos sus enseres, imágenes religiosas y muebles destruidos.
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