lunes, 8 de septiembre de 2008

LA EXHUMACION DE DOS FOSAS COMUNES PERMITE LA RECUPERACION DE 9 CUERPOS DE REPRESALIADOS



Un equipo de 12 personas de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y de la Universidad de Madrid han recuperado los cuerpos de nueve represaliados de la Guerra Civil, cuyos cadáveres están enterrados en dos fosas comunes situadas dentro del término municipal de Adrada de Haza, cerca de Aranda de Duero, Burgos.

Tras la exhumación de los restos, se procedió a la identificación de los cuerpos a través de pruebas de ADN.

Los trabajos han contado con la presencia del presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silvas, quien apuntó que "enterrar dignamente a los muertos es algo que lleva haciendo la humanidad desde sus orígenes, por lo que la gente está bastante concienciada de que las exhumaciones son necesarias".

Emilio Silvas manifestó que "en la excavación de unas fosas comunes existe un plano humano absolutamente natural, pero sobre el que alguien puede construir visiones políticas". Silvas acompañó a los familiares descendientes de los desaparecidos durante la represión franquista, muchos de los cuales, emocionados y sin hablar, observaron atentamente las labores de excavación durante horas.

En la provincia de Burgos, que cuenta con el cementerio más antiguo de Europa, Atapuerca, se han localizado y excavado el mayor número de fosas comunes de España.

Sólo en la comarca del Duero existen 630 fusilados documentados, según datos aportados por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Además, "hay mucha gente que no dejo rastro documental porque en los registros no figuran como muertos en la guerra", remarcó Silvas.

Las dos fosas se descubrieron gracias a las referencias aportadas por los vecinos de Adrada de Haza y Fuentecesped, de donde proceden la mayoría de las personas desaparecidas. "Todos desaparecieron mientras estaban trillando en el campo y fueron asesinados por pistoleros falangistas", apuntó José María Rojas, coordinador de las exhumaciones. "En la mayor parte de los pueblos se conoce hasta el nombre de quiénes fueron los asesinos", agregó.

El proceso

Una vez que fue localizada la fosa donde se pensó podían estar localizados los cuerpos de los vecinos de la comarca del Duero, se desplazó hasta allí un equipo de personas, formado por arqueólogos, antropólogos y un médico forense. Según señaló Luis Ríos, antropólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, "después de realizar la exhumación, se trasladan los cuerpos al laboratorio, donde se realiza un informe arqueológico y otro osteológico".

Mientras se llevaban a cabo las labores de excavación de las fosas, fueron muchos los familiares que se acercaron hasta las fosas y a los que se tomó muestras de ADN, para facilitar así el proceso de identificación de los cuerpos. Sin embargo, "el proceso aún no ha finalizado ya que es necesario comprobar la compatibilidad de la información documental y los testimonios con los informes del laboratorio", apuntó Luis Ríos. "Sus familiares deberán esperar como mínimo tres meses para que les pueda dar la respuesta definitiva", concluyó el arqueólogo

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