miércoles, 6 de agosto de 2008

LA ASOCIACION TORRIJOS 1831 RECUERDA A LOS PRESIDARIOS MALAGUEÑOS QUE ATRAVESARON EL PUENTE DE MARMOLEJO EN LOS PROLEGOMENOS DE LA BATALLA DE BAILEN



Con ocasión del Bicentenario de la Guerra de la Independencia las celebraciones por rescatar en diferentes localidades españolas lo que para muchas es su principal hecho histórico, se multiplican por todo el territorio nacional, en una cita importante en la que los ayuntamientos, estando a la altura de las circunstancias y de sus obligaciones, han invertido cuanto han tenido a su alcance en sus respectivos eventos culturales, lo que ha tenido la correspondiente repercusión en los medios de comunicación. Por lo general, estos esfuerzos han ido encaminados a seminarios sobre la Guerra de la Independencia, aperturas de nuevos centros de interpretación de los hechos y recreaciones de los diferentes acontecimientos políticos o bélicos.

La Asociación Torrijos 1831, con arreglo a los objetivos que anunció relativos a los actos que pensaba realizar al llegar el Bicentenario de la Guerra de la Independencia, fecha en la que, hasta entonces, ninguna institución, entidad o colectivo de la provincia de Málaga se había significado a través de los medios, notificando celebraciones al respecto; continúa con su labor de recordar con actos novedosos a los malagueños vinculados con aquella contienda, que escapan la mayoría de las veces de los ámbitos locales y del trasiego de las macro concentraciones. Como ejemplo de lo que decimos está ese recuerdo a los presidiarios de Málaga en el puente de Marmolejo.

A diferencia de otras monarquías europeas, la Corona española no declaró la Guerra a Napoleón. Esa es una diferencia importante a tener en cuenta en el contexto de aquella contienda, sobre todo en los primeros meses. El pueblo, con su insurrección, fue el que obligó en la mayoría de los casos a los capitanes generales y a las Audiencias a la formación de las Juntas de Defensa. Un protagonismo popular que no pierde de vista la Asociación Torrijos 1831 en sus actos y recreaciones históricas como los ya realizados sobre el 2 de Mayo, a los percheleros y trinitarios, o a los guerrilleros de Ronda o Benaoján. Esos hombres del pueblo, defensores improvisados de las localidades atacadas por los franceses, después encuadrados en batallones integrados en divisiones orgánicas y, más tarde, tras las grandes derrotas del ejército borbónico, formando parte de las guerrillas, son objetivo de especial atención por nuestro colectivo, en un Bicentenario excesivamente recargado de citas sobre botonaduras y plumeros, elementos superfluos que nunca han influido en el resultado de las acciones bélicas y menos aún en el destino de los pueblos. Cuentan, que el primer día que el general Antonio López de Santa Ana hizo ostentación de su ejército con una parada militar delante del fuerte de El Álamo para impresionar a los defensores; uno de Tennessee le dijo a Davy Crockett en la empalizada que defendían: “Davy ¿Qué te parecen esos soldados de bonitos uniformes del Napoleón del Oeste”. Entonces, el que había sido senador en el Congreso de los Estados Unidos respondió: “Los uniformes no ganan las guerras”. Crockett murió pero no se equivocó. Texas, tras derrotar a Santa Ana en San Jacinto, consiguió su independencia.

Volviendo al tema que nos ocupa, recordemos que una de las disposiciones adoptadas por Teodoro Reding en Málaga en el esfuerzo bélico de la provincia, fue dar la libertad a aquellos presos no implicados en delitos graves, para que redimieran sus culpas batiéndose contra los franceses. Entre los que salieron de la Cárcel Pública de Málaga y otros internamientos de la provincia, el gobernador pudo contar con un total de doscientos, que con otros efectivos partieron de Málaga a mitad de junio para ser encuadrados en las unidades del ejército de Andalucía, que la Junta Suprema de Sevilla estaba preparando para enfrentarse al ejército francés mandado por Dupont.

Tras los retoques convenientes del llamado Plan Porcuna, para copar a los franceses en Andújar, se acordó que dos cuerpos auxiliares a las órdenes del coronel Cruz Mourgeón y el conde de Valdecañas, atravesarían el río Guadalquivir, para cubrir los dos flancos, derecho e izquierdo, del ataque.

La tropa de Cruz Mourgeón sumaba unos tres mil hombres, integrados en:

. Tiradores de Cádiz.

. Tiradores de España.

. Tiradores de Montoro

. Compañías de la costa de Granada (por extensión toda la costa del denominado antiguo reino de Granada, incluyendo Málaga). En ellas estaban encuadrados los 200 expresidiarios malagueños más 400 voluntarios de provincia.

Al anochecer del día 14 de julio ya no quedaban fuerzas francesas al sur del Guadalquivir, excepto la propia cabeza de puente colocada por Dupont para cubrir los accesos a Andujar. Esta tropa tuvo que replegarse en la mañana del día siguiente por el bombardeo a la que la sometió la artillería del general Castaños, que colocó las divisiones 3ª y 4ª,directamente bajo su mando, frente a Andujar. Los españoles no presionaron más, excepto algunos amagos por la parte central. Pero el cuerpo franco de Cruz Mourgeón sí que atravesó el Guadalquivir aguas abajo, frente al puente de Marmolejo, tomándolo entre otros los expresidiarios de Málaga. Más tarde, contraatacados por la caballería de Dupont, se dispersaron en dirección noroeste, organizándose en el abrupto terreno para atacar al enemigo. La acción, más allá de las consecuencias del encuentro bélico creó el nerviosismo en Dupont, pues al no conocer con certeza el número de fuerzas que habían pasado el Guadalquivir por Marmolejo, temió una aparición de las mismas al norte de Andújar, robusteciéndose en él la idea de que la gran batalla se iba a librar allí.

Tras depositar unas flores en el puente de Marmolejo, el presidente de la Asociación Torrijos 1831, citó: “Brindamos este recuerdo a aquellos que, desfavorecidos, pobres y sin suerte, vinieron de Málaga hasta aquí, el puente de Marmolejo, para luchar por la independencia de su país que, hasta aquel momento tenía una doble justicia: la que juzgaba a la nobleza y la que se aplicaba al pueblo. Es posible que muchos de aquellos presidiarios fueran víctimas de los abusos y el trato desigual del Antiguo Régimen, pero aquí estuvieron, conduciéndose como hombres de honor.

Recordamos también a los otros cuatrocientos voluntarios malagueños, personas libres que estuvieron en Marmolejo, pues con nuestra presencia y actitud traemos a este puente a Málaga y su provincia, como ya hemos hecho en otros lugares de Jaén”.

Con esto, lo realizado en las proximidades de la Cruz Blanca del campo de batalla de Bailén y la evocación en el Castillo de Santa Catalina de Jaén; la Asociación Torrijos 1831, netamente malagueña, ha hecho algo original, tanto en su título, concepción y forma: un homenaje concreto y específico a las tropas procedentes de la provincia de Málaga que combatieron en diferentes lugares del Santo Reino, en el histórico mes de julio de 1808.

La misión ya está cumplida y no entra en nuestros objetivos como colectivo perpetuarnos en actividades anuales en una provincia de Jaén, cuyas instituciones, entidades y ciudadanos han estado a la altura que les correspondía en este Bicentenario 1808-2008.

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