miércoles, 25 de junio de 2008

SE SUBASTA EN LONDRES UNA CARTA EN LA QUE EINSTEIN CALIFICO LA RELIGION COMO INFANTIL

Una carta en la que Albert Einstein calificaba las religiones como "supersticiones infantiles" y definía la Biblia como "una colección de primitivas leyendas" se ha subastado en fechas recientes en la casa Bloomsbury de Londres por 206.000 libras (unos 260.000 euros).

La misiva, fechada el 3 de enero de 1954 (un año antes de su muerte) y prácticamente desconocida hasta ahora (había pertenecido a una colección privada durante más de 50 años), arroja algo de luz sobre una de las grandes polémicas que, desde finales de los años 20, han rodeado la figura del Nobel: sus ideas religiosas.

«La palabra Dios no es para mí más que la expresión y el producto de la debilidad humana, la Biblia una colección de honorables, pero aun así primitivas leyendas que son, no obstante, bastante infantiles. Ninguna interpretación, no importa cuán sutil sea, puede (para mí) cambiar esto», escribe Einstein, en respuesta al filósofo Eric Gutkind, que le había enviado su obra 'Escoger la vida: la llamada bíblica a la rebelión'.

En cuanto al Judaísmo y el pueblo elegido, continuaba: «Como todas las otras religiones es una encarnación de las supersticiones más infantiles. Y el pueblo judío al que yo gustosamente pertenezco y con cuya mentalidad guardo una gran afinidad no tiene para mí una calidad diferente a otros pueblos. Hasta donde alcanza mi experiencia, no son mejores que otros grupos humanos».

Con esto, podría concluirse que el dios de la ciencia del siglo XX renegaba del dios de los hombres. Pero del físico que puso en pie la teoría de la relatividad no se pueden esperar respuestas sencillas, y menos en un tema como éste.

A primera vista, la carta que subastaba Bloomsbury –junto a otros documentos que, a su lado, pasaron desapercibidos, como cartas de Darwin y Mata Hari- podría poner fin al debate, pero lo más probable es que lo avive. Entre otras cosas, porque los creyentes y no creyentes llevan los últimos 80 años disputando sobre la religiosidad del Nobel... blandiendo todos ellos documentos como éste, nacidos de su puño y letra.

De hecho, aunque esta carta parece dejar claro que Einstein despreciaba la religión convencional, al físico le irritaba que le identificaran con el ateísmo militante, y en algunas ocasiones aludió a la existencia de un Creador, como cuando escribió una de sus frases más célebres, en una carta dirigida al físico Max Born en 1926: "Tú crees en el Dios que juega a los dados, y yo en la ley y el orden absolutos en un mundo que objetivamente existe".

El credo de Einstein radicaba, según le explicó en 1929 al rabino Herbert S. Goldstein, «en el Dios de Spinoza, que se revela a sí mismo en la justa armonía del mundo, no en un dios que se preocupa por el destino y las obras de la humanidad».

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