Son restos de la Guerra Civil y se pueden encontrar muchos más.
Ésta es la primera conclusión a la que llegaron los agentes de la Policía Científica que realizaron la primera inspección ocular sobre el terreno de los restos óseos descubiertos recientemente en la sede de la Brigada Paracaidista en Alcalá de Henares.
Aunque todavía no hay un informe oficial sobre la procedencia de estos restos óseos, cuya existencia desvelaron diversos medios periodísticos el pasado día 5, la realidad apunta a que, con casi total seguridad, forman parte de una fosa común de la Guerra Civil, en una zona donde se produjeron varios asesinatos.
A estas primeras conclusiones se llegan después de que el pasado día 11 de febrero, el titular del Juzgado Togado Militar Territorial número 11, comandante Martín, fuera requerido por los mandos militares de la Brigada Paracaidista, al encontrar unos restos óseos mientras se realizaba una obra en estas instalaciones.
La obras consistían en la construcción de un muro perimetral en el noroeste de la base, como así se recoge en el acta levantada por la Policía Judicial.
Al lugar se trasladó un equipo de Policía Judicial de la comandancia madrileña y agentes de Policía Científica, así como un médico forense y un secretario judicial.
El juez togado militar, al no tener competencias en materia forense, pidió auxilio judicial al Juzgado de Instrucción número tres de Alcalá de Henares.
Una vez en el lugar donde se encontraban los restos óseos, la Guardia Civil abrió diligencias previas sobre el asunto.
Una de las conclusiones preliminares es que se trata «con toda certeza» de restos óseos procedentes de una fosa común de la Guerra Civil, según las fuentes consultadas.
A esta afirmación se llega después de constatar que los restos hallados tienen más de treinta años, por lo que todo apunta a que se está ante un enterramiento comunitario de los habituales de la Guerra Civil, de los que ya se han encontrado más de 75.
Así lo revela la inspección ocular llevada a cabo sobre el terreno por parte de expertos del Instituto Armado.
«Es evidente, a simple vista, que no se trata de restos recientes; el estado de conservación y el lugar de procedencia apuntan a una fosa común de la citada época», revelan las fuentes consultadas.
Sobre el número de restos aún no existe un acuerdo, dado que los restos óseos no han sido sometidos a un análisis de laboratorio para «encajar» las piezas.
«Son varias personas, eso es seguro, ¿cuántas?, todavía no se ha determinado», subrayan.
Otro aspecto relevante de la primera inspección ocular de la Policía Científica le ha llevado a sostener que, posiblemente, aparezcan más restos óseos en la misma zona, dado que se cree que se trata de una fosa abierta y cerrada varias veces.
Como ya se desveló en los citados medios, los restos encontrados inicialmente podrían pertenecer a más de cinco personas.
«Es casi seguro, que no estamos ante una fosa única, así lo apunta el número de restos encontrados.
Es muy probable que aparezcan más, de ahí que las diligencias previas se mantengan a la espera de que se ordene continuar con las excavaciones».
Pese a que los expertos de Policía Científica se trasladaron al lugar desde el primer momento, los restos no han ido a parar a ningún laboratorio de Guardia Civil,
Esta versión de la Policía Científica de la Guardia Civil es la misma que sostienen fuentes militares, quienes ya avanzaron que daban por seguro que los restos encontrados pertenecían a la Guerra Civil.
Entre el material que se encontró había cráneos, mandíbulas y tibias y posiblemente ropa militar, con botonaduras y hebillas de cinturones.
Después de que el juez ordenara paralizar las obras que se estaban realizando en el recinto militar, como así se ha hecho, la zona fue tapada con un plástico para protegerla del tiempo, mientras finalizan las tareas de recuperación de más restos.
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