sábado, 18 de abril de 2009

EL REINA SOFIA, ELIGE LOS 12 GRABADOS DE GOYA QUE PEDIRA AL MUSEO DEL PRADO



El Reina Sofía ya ha escogido qué grabados de Goya pedirá al Museo del Prado para incorporarlos a la colección permanente del centro de arte moderno en régimen de préstamo. En total, suman 12 estampas procedentes de las series de Los caprichos (siete), Los desastres de la Guerra (cuatro) y Los disparates (uno). Las obras se irán rotando cada tres meses en tandas de seis para que los delicados papeles no sufran el deterioro causado por la iluminación. La exposición prolongada podría dañar, según los expertos, las estampas.

Con este material, escogido por un comité formado por expertos, conservadores y el director del museo, Manuel Borja-Villel, el Reina Sofía pretende dar carta de naturaleza a la corriente artística del esperpento y seguir demostrando su constante apuesta por la historia del arte. La aspiración es colocarla en términos históricos y museográficos a la altura de otras bien establecidas, como el simbolismo o el realismo. Una escuela, en todo caso, inequívocamente española. Aunque no sólo. Si la historia comienza en Goya y tiene entre sus destacados representantes a Gutiérrez Solana, también se detiene en el caricaturista francés Honoré de Daumier.

Serán éstos dos de los nuevos vecinos de Goya en el palacio Villanueva, sede del museo, en una sala dedicada a esa corriente. Esta incorporación es la vistosa punta del iceberg de la remodelación de la colección permanente que recibe estos días los últimos retoques y que se mostrará al público a finales de mayo.

Cuando se completen los trámites, los horrores de la guerra, la burla carnavalesca, la máscara y la podredumbre moral que retrató inmejorablemente Goya servirán de inicio a la visión del arte moderno tal como el director del museo quiere contarla. De este modo, el nacimiento de Picasso, en 1881, ya no será como hasta ahora (y según establece el real decreto de 17 de marzo de 1995) la frontera que dividía las colecciones nacionales del Museo del Prado y del Reina Sofía.

La crítica feroz y la ruptura con lo precedente que suponen estas tres series de Goya, un total de 160 estampas pintadas entre 1799 y los últimos años de su vida, encajan en el nuevo discurso. No es sólo que esta obra del pintor aragonés se considere como la que marca su entrada en la contemporaneidad, sino que en la negrura de los temas y en las figuras retorcidas y grotescas se encuentra un antecedente del Guernica, de Picasso, buque insignia de la colección del Reina Sofía.

En total, Goya grabó 228 láminas de cobre que se encuentran al cuidado de la Calcografía Nacional, en la sede del Museo de Bellas Artes de San Fernando. Las series hechas sobre papel a partir de esas planchas son propiedad de diferentes museos y coleccionistas particulares. El Prado y la Biblioteca Nacional se cuentan entre los propietarios.

El comité de expertos que ha elaborado la lista para el Reina Sofía ha escogido siete caprichos. Parten de temas aparentemente humorísticos para bordear la pesadilla. El esperpento alcanza cotas de paroxismo cuando recrea el mundo de la Iglesia con el imaginario de los brujos y curanderos. La hipocresía de las clases altas tampoco se libra del escarnio. De esta serie, el Reina Sofía ha pedido El sí pronuncian y la mano alargan al primero que llega (Capricho, número 2), Nadie se conoce (seis), No hubo remedio (24), Si sabrá más el discípulo (37), El sueño de la razón produce monstruos (43), Los Chinchillas (50) y Hasta la muerte (55).

De la serie de Los desastres, han escogido cuatro obras. Los 65 aguafuertes, realizados entre 1810 y 1814, recogen escenas tan macabras y salvajes que ni antes y seguramente tampoco después han sido reflejadas con tanta crudeza. Es la serie en la que un Goya profundamente dolido se convierte en cronista de una guerra cuya crueldad le subleva. Pinta unas calles de Madrid llenas de gentes que se intentan ayudar con los muñones para alcanzar algo de comer, madres que corren con la cabeza de los niños en la mano mientras la sangre chorrea al suelo. Algunas de esas sobrecogedoras imágenes centran los grabados escogidos por el Reina Sofía: Para eso habéis nacido (el número 12 de la serie), Enterrar y callar (18), Tan poco (36) y ¿Qué alboroto es éste? (65).

Menos angustiosos pero igual de inquietantes son los grabados de Los disparates, que Goya realizó al final de su vida, ya enfermo y con la angustia añadida de vivir sus peores pesadillas personales. Las figuras fantasmales se mezclan con bailes en los que los monstruos juegan, trepan o mantean a los tullidos. Disparate de carnaval es el título de la pieza de esta serie elegida por el comité.

No hay comentarios: